Hablaré de historias (pero no de la Historia oficial, con su inmerecida H mayúscula) sino de historias cotidianas, de la calle, de los libros.
Decía el compadre Rafa (Rafoyd) en su blog, que no importaba que historia contar, que el fín último de la historía era intruducir al lector en la lectura. No le falta razón, pero yo (evidentemente) no se la daré al 100% (tal vez, no sería yo).
Y digo esto, porque como mas de uno sabeis ahora me he metido en un camino sin salida, sin puerta de atras, y encima como contador de historias (llámese letrista, llamese músico, llámese poeta).
Lo importante de una historia (según mi modo de ver) es intentar transmitar al lector/oyente la misma sensación que tuvimos nosotros al hacer frente a esa historia, o situación.
Es aquí, en este punto donde (para mi) las metáforas se vuelven irresisteblemente sensuales, no puedo dejar de pasar la oportunidad de cabalgar sobre sus aires de grandeza, sobre su súblime oleaje que agitan los corazones, sobre sus juegos de palabras quebradizos, sobre la infranqueable verdad de una comparación errada, sobre el deprimente aspecto de tener que deformar (o reformar) una frase hecha para dar forma a la realidad, de sentir, que poco a poco esa historia te domina, y acabas convertido en una azarosa metáfora de escritor.
A mas de uno se le habrá atragantado este último párrafo, es ahi, precisamente donde apoyan los cimientos y la solida base de una buena historia, una buena historia no pasa, no se olvida, queda escrita ahi y se mantiene (quizás durante siglos) como desafiando al lector, al escritor, incluso a sí misma.
Una buena historia nunca acaba, una buena historia no tiene ni un final feliz ni un final alegre, en ella se están descubriendo nuevas cosas a cada lectura, una pequeña vuelta de tuerca, una expresión mal entendida, una comoa o una tilde pueden cambiar por completo la perceción de la historia y por tanto el mensaje de la misma.
Que en la vida siempre os acompañen historias buenas (que no buenas historias), y seais el eje central de todas ellas.
SALUDOS DESDE MI HISTORIA
Baretö
miércoles, 3 de septiembre de 2008
martes, 2 de septiembre de 2008
Por el (buen) punk
A menudo parece común, incluso consensuado entre todos tomar al Punk por el hermano díscolo de la música, esa música marginal, revolucionaria y "apestosa". Ni mucho menos, querido amigo.
La música (y el movimiento-cultura) punk se inició en los años 70 y fueron los Ramones el primer grupo punk de la historia, musica cruda, simple pero revolucionaria y muy rapida. Pareciese que el punk habia nacido solo para gente marginal, de hecho la palabra Punk se usa en ingles como "basura" o "vago". Ni mucho menos querido amigo.
La cultura punk nace como una forma de reivindicar ante la sociedad, los derechos o libertades asociados (o no) a los ciudadanos y que por cuestiones de gobierno o de estado han sido olvidados.
Es entonces cuando el punk empieza a verse como la contracultura, la hermana mala de la sociedad, "los vagos reclamando un derecho que no tienen". Ni mucho menos querido amigo.
El punk es la música de la disconformidad, la música de la gente que no se conforma con lo que su gobierno (o gobernantes) le ofrecen, la gente que no soporta la sociedad tal y como está estructurada, el capitalismo, machismo.....
No es casualidad que en España, las primeras (y mejores, y mas originales) bandas de punk nacieran en Cataluña, o el Pais Vasco, especialmente en la margen izquierda del Nervión. Nunca a vuelto a haber bandas como La polla, MCD, Eskorbuto. Quizás la situación y las necesidades de aquél momento hicieron del punk el unico modo de escape. Quizás ahora seamos tan conformistas que dejemos morir el punk. Espero que no.
El punk es rebeldía, es progreso, es el punto de vista opuesto a la sociedad en la que vivimos, el punk (se quiera o no) es la contracultura, es la oportunidad que te da la música de vivir de otro modo, de opinar distino. El punk es por tanto, necesario.
Y hago este escrito como homenaje al mejor grupo de punk que jamas existió y existirá (al menos en España). La polla records, desde sus canciones Evaristo nos enseñaba que no es tan dificil cambiar las situaciones, que es absurdo muchas veces el modo en que trabajamos y entendemos el mundo, que nos esclavizan, nos usan, nos roban y encima, nos obligan a pedir perdón y seguir siempre sumisos.
Ellos dicen Mierda, nosotros "amén".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)